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Comer frutos secos durante el embarazo mejora el neurodesarrollo de los hijos

El rendimiento cognitivo de los pequeños cuyas madres consumieron más alimentos de este tipo es mejor como mínimo hasta los ocho años.


LA VANGUARDIA

Los hijos de mujeres que consumieron más frutos secos durante el primer trimestre del embarazo tienen un mejor desarrollo neuropsicológico y mejores capacidades cognitivas como mínimo hasta los 8 años de edad. Es la principal conclusión de un estudio observacional liderado desde el Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por ‘la Caixa’.


Los resultados se publican esta semana en la revista European Journal of Epidemiology .


En él han participado 2.200 mujeres embarazadas y más tarde los niños y niñas que dieron a luz, que residían en Asturias, Guipúzcoa, Sabadell y Valencia. Durante el embarazo, las madres informaron sobre su dieta a través de cuestionarios.


Luego, los pequeños completaron una serie de test que miden la función cognitiva, la capacidad de atención y la memoria de trabajo al año y medio, a los cinco y a los ocho años de edad.



Los hijos de las madres que afirmaron consumir una mayor cantidad de frutos secos en el primer trimestre del embarazo, de media tres raciones de 25 gramos a la semana, tuvieron mejores resultados en las pruebas a todas las edades, lo que revela una relación entre este grupo de alimentos y el desarrollo neuropsicológico, según concluyen los investigadores.


En el análisis descartaron otros posibles factores de dieta y hábitos de vida que podrían haber influido en el resultado, como el tabaquismo o el nivel socioeconómico, informa Florence Gignac, investigadora de ISGlobal y primera autora del trabajo.



Los cuestionarios revelaron que, de media, las mujeres embarazadas ingerían 41 gramos de frutos secos a la semana, muy por debajo de las recomendaciones de la Guía de la alimentación saludable de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), que aconsejan entre 3 y 7 raciones de 25 gramos semanales. En el grupo con un consumo más bajo, la media era de 0 gramos a la semana.

“Pensamos que los efectos beneficiosos podrían deberse al alto contenido de los frutos secos en ácido fólico y sobre todo en ácidos grasos esenciales, como los omega 3, que tiende a acumularse en los tejidos nerviosos”, declara Florence Gignac, que puntualiza que su investigación no permite llegar a conclusiones firmes sobre el mecanismo biológico. “En estudios anteriores hemos visto que los frutos secos también tienen efectos beneficiosos en el cerebro a edades avanzadas”, añade.


"Pensamos que los efectos beneficiosos podrían deberse al alto contenido de los frutos secos en ácido fólico y sobre todo en ácidos grasos esenciales, como los omega 3".

Los investigadores también realizaron el mismo análisis tomando en cuenta el consumo de frutos secos en el tercer trimestre del embarazo, pero en este caso la asociación con el desarrollo neuropsicológico fue mucho más débil.


Se especula con la idea de que el ritmo de desarrollo del cerebro no es igual en toda la gestación. Existen periodos de más sensibilidad a la dieta materna”, señala Gignac.



“El primer trimestre es un periodo más crítico porque es la etapa en la que se desarrollan los tejidos nerviosos, y los nutrientes son muy importantes. Pero no podemos descartar que el tercer trimestre también sea importante”.

A la luz de los resultados, “animamos a las madres a integrar más raciones de frutos secos en su dieta durante el embarazo”, afirma Florence Gignac.


“Sin embargo, cualquier gestión de la dieta, especialmente en mujeres embarazadas, debe consultarse con un nutricionista”.


Las nueces y las almendras, que de hecho son los frutos secos más consumidos en España, podrían ser los más beneficiosos este sentido, ya que contienen más ácidos grasos esenciales que otros, como los cacahuetes, añade la investigadora de ISGlobal.

"El primer trimestre es un periodo más crítico porque es la etapa en la que se desarrollan los tejidos nerviosos".

Para corroborar los resultados y que se puedan establecer recomendaciones nutricionales firmes, deberán realizarse ensayos en otras poblaciones, explica Gignac. “También sería interesante comprobar si el efecto en el desarrollo neuropsicológico también se da en adolescentes”.



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